El Desarrollo de la Adicción: El Cerebro y el Ambiente
La pregunta inicial es crucial: ¿Existen los cerebros adictos?
Más que hablar de la existencia de un "cerebro adicto" predefinido, lo que sí existe es una predisposición genética en algunas personas. Sin embargo, nadie nace siendo una persona que sufre adicción. La biología y el ambiente interactúan y cambian constantemente, moldeando la vulnerabilidad de un individuo a lo largo del tiempo.
Te lo detallo con un ejemplo claro que leí hace un tiempo:
Imagina que eres una niña de seis años que va a la escuela. Cada vez que pides ir al baño, hay grupos de otras chicas que te acosan y te agreden. ¡Es una experiencia terrible! Pero aún te quedan seis años más para pasar al instituto y perderlas de vista. Durante esos seis años, te dedicas a evitar ir al baño durante las horas de clase como mecanismo de defensa.
Con el tiempo, es probable que desarrolles algún problema en la vejiga. Pero tú nunca has contado nada sobre el acoso en casa. ¿En base a qué crees que el doctor hará el diagnóstico? Es muy probable que atribuya su diagnóstico a tu biología. ¿Estaba tu organismo predispuesto a padecer este problema? No, no y no. Fue la consecuencia de tener que lidiar con el miedo y el estrés crónico que te suponía enfrentarte a esa clase de personas.
Esto nos da que pensar sobre la interacción entre el entorno y la salud mental/física: ¿Cómo hubiese reaccionado una niña con más capacidad para enfrentar tal situación? ¿Y si esa niña sintiera que sus padres son un lugar seguro y que no van a invalidar sus sentimientos? Somos, en gran medida, el resultado de la interacción entre nuestro sistema nervioso y el ambiente que nos rodea. El trauma y el estrés prolongado alteran la arquitectura cerebral, aumentando nuestra vulnerabilidad.
El Cerebro de la Persona que Sufre Adicción
El desarrollo de una adicción no es un camino de "diversión" o "vicio"; es una adaptación disfuncional. Las personas que sufren adicción llegan a un punto en el que el consumo es una forma de no sufrir o de gestionar un dolor emocional o físico subyacente. A menudo, se utiliza como una forma de automedicación para calmar un sistema nervioso hiperactivado por el trauma.
Haciendo alusión a lo anterior, vamos a desgranar un poco más el funcionamiento cerebral de una persona que sufre esta enfermedad. En la fase de dependencia, el patrón mental es: "¡Sufro por no consumir!"
Aquí interactúan tres áreas cerebrales importantes, que son reconfiguradas por un fenómeno llamado neuroplasticidad:
Amígdala: Encargada de las emociones, nos provoca una terrible ansiedad y el miedo al pensar en la abstinencia o en la falta de consumo. ¡Sufro! El trauma y el consumo crónico hacen que la Amígdala se vuelva hipersensible.
Ganglios Basales: Son responsables de las conductas de supervivencia y el aprendizaje de hábitos. Cuando esta estructura identifica que "cuando consumo, dejo de sentirme mal" (o "cuando tengo hambre, como y me sacia"), refuerza esa conducta para repetirla automáticamente. La sustancia adictiva secuestra este sistema, haciendo que el consumo se registre como una necesidad prioritaria para la supervivencia.
Corteza Prefrontal: Nos convierte en humanos: hablamos de personalidad, voluntad, principios, valores y planificación. Esta área, encargada del control de impulsos y la toma de decisiones a largo plazo, se ve afectada por el consumo crónico. Su desarrollo correcto depende de la genética y el ambiente. Si esta estructura no se desarrolla o funciona correctamente, es un factor importante para la adicción. Esto lleva al consumo repetitivo, y de nuevo, ¡Sufro!
El cerebro, gracias a la neuroplasticidad, no está "roto", sino "cableado" de forma diferente debido a la adicción, fortaleciendo las vías de recompensa asociadas al consumo.
Conclusión
Repito una vez más: la adicción es clasificada como una enfermedad cerebral crónica y recurrente. No va de diversión, no va de malas personas, no va de debilidad moral o delincuencia. Esos comportamientos o consecuencias son a menudo los síntomas de esta compleja enfermedad, que surge de la interacción entre la biología de una persona y las adversidades de su entorno.
Un saludo 😊
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