La recaída

Publicado el 8 de julio de 2025, 10:55

La Recaída Silenciosa: Conoce las Señales de Alerta

La recaída no es solo el momento en que vuelves a consumir.

¿No lo sabías? Te lo explico. La recaída comienza mucho antes, pudiendo ser días o incluso semanas, y lo más peligroso es que a menudo no la ves venir. Es crucial entender que las recaídas no son una parte inevitable del proceso: cuando una persona en recuperación vuelve a consumir, es porque no está siguiendo el proceso correctamente.

El Desajuste Fisiológico

A nivel fisiológico, durante la recuperación, nuestro cuerpo experimenta un descenso brusco de dopamina. Esto se debe a que el cerebro se acostumbró a las grandes cantidades artificiales de dopamina que se obtenían a través de las sustancias. Durante la abstinencia, el sistema de recompensa queda desregulado.

Una vez que nos embarcamos en el camino de la recuperación, vamos cambiando nuestros hábitos e incorporando nuevas actividades que generan dopamina de forma natural en el cerebro. Pero, ¿cómo sabemos que estamos a punto de recaer? Aquí es donde debemos prestar especial atención a los siguientes síntomas.

Señales Físicas Involuntarias

Después de un tiempo de abstinencia, de pronto vuelves a experimentar lo siguiente:

Insomnio: Es una clara señal de que el sistema nervioso está alterado. Cuesta conciliar el sueño o mantenerlo de forma continuada.

Ansiedad: Vuelve el estado de alerta sin un motivo real. Esto ocurre porque tu cerebro aún está aprendiendo a generar dopamina y serotonina de forma natural y estable.

Sudoración: El sistema nervioso simpático está activado. Esta es la manifestación física de la dura batalla interna entre tu cuerpo y tu mente, que es constante y persistente.

Cambios de Comportamiento Subestimados

Envuelto en la confianza que te genera estar en el proceso de recuperación, pasas por alto detalles como estos:

Aislamiento: Tu sistema emocional aún tiene problemas para regularse y, ante una situación tensa o que no sabes gestionar, te apartas con la excusa de que "hoy no es un buen día".

Abandono de la Rutina: ¿Qué importancia tiene no hacerte la cama un día? ¡Mucha! Le estás transmitiendo a tu cerebro que puede saltarse las normas, que "un día es un día y no pasará nada".

No comunicar: Piensas: "Hoy no tengo un buen día, pero tampoco es necesario estar preocupando a nadie". Presta atención a estas "negaciones emocionales". Si hoy no te sientes con fuerzas, ganas o ilusión, comunícalo a las personas de tu entorno, a tus terapeutas o a alguien de confianza. Recuerda que pensar que "puedes solo" puede generar gran frustración.

Si el Consumo Vuelve

Es muy importante que sepas que no estamos hablando de falta de voluntad; este es un proceso muy difícil. Si a pesar de todas estas advertencias vuelves a consumir, no te hundas en la culpa, el remordimiento o el dolor.

Sé que te sentirás la peor persona del mundo, que te has fallado a ti y a quienes creían en ti. Sé que puedes llegar a pensar que no mereces seguir viviendo y que solo causas sufrimiento a quienes están a tu lado. Pero agarra toda esa rabia y dale la vuelta a lo que ha sucedido. Usa ese dolor para aferrarte a la recuperación.

No podemos justificar la recaída, pero tampoco podemos castigarnos. No te quedes parado, hay que avanzar.

Repasemos una vez más las señales de alerta: insomnio, sudoración, tristeza, ganas de aislarse, ansiedad, desmotivación...

¿Y qué podemos hacer?

Habla con alguien de confianza, en terapia o con alguna persona que te sepa escuchar.

No abandones tu rutina de recuperación: actividades deportivas, lecturas, meditación o buena alimentación.

No te aísles: Rodéate de personas que te aporten seguridad y bienestar.

Haz un diario de emociones: Escribe cómo te sientes, saca lo que tienes dentro. Evita acumular conflictos sin resolver y, sobre todo, pide ayuda.

LA RECAÍDA VIENE EN SILENCIO, pero va dando señales.

Aquel que decide embarcarse en el camino de la libertad es un valiente.

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