Circuito de Recompensa y Dopamina en la Adicción
¿Alguna vez te has preguntado por qué es tan difícil modificar determinados comportamientos o dejar de consumir una sustancia? A continuación, te ofrezco algunos datos que pueden ayudarte a comprender mejor lo que estás experimentando.
El Mecanismo de la Recompensa y el Deseo
Tu cerebro opera mediante un circuito de recompensa, un mecanismo esencial que nos motiva a repetir comportamientos necesarios para la supervivencia, como comer, beber agua o buscar afecto. Cuando realizas algo que te gusta o es vital, tu cerebro libera dopamina.
La dopamina es un neurotransmisor clave para la motivación y el deseo. Su función principal es reforzar una conducta, generar una sensación de placer y, sobre todo, impulsarnos a volver a repetir esa experiencia que nos hizo sentir bien.
El Secuestro del Sistema Cerebral
La persona que sufre adicción establece un vínculo disfuncional con la sustancia o comportamiento. Esto activa una liberación masiva y artificial de dopamina, superando con creces los niveles que el cerebro puede generar de forma natural. Este efecto es profundamente potenciado por los llamados refuerzos intermitentes.
Cuando el individuo se siente mal, el simple hecho de pensar en consumir ya genera una segregación irregular de dopamina. El cerebro lo relaciona inmediatamente con alivio y placer. La incertidumbre sobre cuándo llegará la próxima dosis hace que la búsqueda se vuelva más intensa y obsesiva. Por eso, aunque la persona que sufre adicción sepa que este comportamiento es nocivo, el cerebro insiste en volver al consumo o comportamiento.
Tolerancia y la Reconfiguración Neuronal
El sistema de recompensa se ve fuertemente afectado por estos elevadísimos niveles de dopamina. El cerebro, en un intento de defenderse de este constante exceso, se adapta de dos maneras cruciales:
Tolerancia y Receptores: Con el tiempo, el cerebro reduce la cantidad de receptores dopaminérgicos en las neuronas. Esto significa que la persona necesita consumir más cantidad de la sustancia solo para sentir una fracción del placer inicial, o simplemente para sentirse "normal". El sistema se ha desajustado, impidiendo que actividades cotidianas y sanas (deporte, música, lectura) resulten satisfactorias.
El Craving y el Glutamato:
La dopamina impulsa el deseo, pero la memoria de la adicción es consolidada por otro neurotransmisor, el glutamato. El consumo crónico altera las conexiones glutamatérgicas, fortaleciendo las memorias asociadas al consumo (lugares, olores, personas, emociones). Esta alteración es lo que realmente impulsa el craving, o deseo patológico e intenso de consumir, incluso después de un largo período de abstinencia.
El cerebro se vuelve reacio a trabajar de manera constante para segregar dopamina natural y se inclina más por el "subidón" descontrolado que genera el consumo inmediato.
Estrategias en la Recuperación
Debemos comprender que en abstinencia o recuperación, cualquier estímulo, por pequeño que sea, le recordará a nuestro cerebro esa sensación de alivio y deseo. Estos disparadores (pasar por lugares de consumo, tener contactos de riesgo, estar con ciertas personas) son procesados como parte del "colocón" anticipado.
Por ello, es fundamental en el camino de la recuperación desaprender los viejos patrones e incorporar nuevas rutinas, nuevos entornos y nuevos comportamientos. El objetivo es evitar que el cerebro reciba información que reactive el circuito de recompensa disfuncional.
Cuando el cerebro deja de recibir esos estímulos, la ruta dopaminérgica comienza a debilitarse. Es aquí donde la neuroplasticidad trabaja a nuestro favor: podemos construir nuevas conexiones más sanas. Se trata de desprogramar un estilo de vida y reprogramar otro completamente nuevo, buscando dopamina de fuentes sanas y naturales como leer, apuntarse a talleres, aprender un idioma, practicar algún deporte, meditar, o estudiar.
AHORA TOCA DESAPRENDER LO VIVIDO, PARA
APRENDER A VIVIR.
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