
¿Por qué no, si me lo merezco?
Esto es lo que dice tu cerebro después de un día duro de trabajo ¿verdad? o que no ha salido del todo como se planeó pero tú has sabido solucionarlo perfectamente. Después de este infernal día me merezco algo de alivio, no importa que sea un mal hábito, es solo una vez. A veces también es necesario un desahogo.
¡¡No escuches a tu cerebro adicto!!
El uso de una sustancia o comportamiento como premio por un día intenso, es un refuerzo de la debilidad de merecer una recompensa.
La vida está llena de días buenos, días malos o peores, no podemos estar escapando de ellos, hay que afrontarlos lo mejor que se pueda. ¡¡Claro!! Es que tu cerebro solo te lo pide cuando estás al límite no siempre, lo necesitas para calmarte.
Esto es lo que te dices a ti mismo, pero en realidad lo que te está pidiendo es una evasión de las emociones que no te gusta sentir. Emociones que son desagradables, que no sabes gestionar.
¿Pero por qué calmarte debería dañarte? ¿Acaso cuando un bebé está inquieto, estresado...lo dañamos? claro que no, lo que se suele hacer es darle un baño con aceites aromáticos, poner música relajante, abrazarlo y acompañarlo en ese momento hasta que pase el mal rato.
Si el precio del consuelo es tapar o evadirte entonces no estás aliviando nada, al contrario, te estás auto abandonando. ¿ Le harías eso a un bebé? seguro que no.
Sé que a veces eso que es lo único que te hace sentir mejor, que un escape que no tiene nada de malo, pero cada escape es una grieta y las grietas se vuelven parte de la rutina y todo se acaba quebrando.
Escúchame, no tienes que escapar, necesitas aprender a afrontar todos los días buenos o malos sin destruirte a ti y a quienes te rodean.
Dentro de tu mundo, tu cerebro te hace creer que no tienes otra salida, que es eso o estallar pero en realidad lo que te pasa es que el cerebro se acostumbra a lo fácil, a la recompensa inmediata, a evitar la frustración. El verdadero alivio no lo vas a encontrar en el falso placer de no sentir, sino, en lo que te fortalece en la disciplina, en la constancia.... Pero nunca en la autodestrucción.
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